Según Juan Freire y Antoni Gutiérrez-Rubí en su libro 32 Tendencias de cambio, las tecnologías de la información y las comunicaciones han protagonizado en las dos últimas décadas un cambio radical que no se ha limitado a la innovación tecnológica.
La irrupción de nuevas tecnologías se ha acompañado de profundas transformaciones socioeconómicas y culturales surgiendo un nuevo paradigma que podríamos identificar como cultura digital. La combinación de tecnología y cultura digitales seguirán co-evolucionando y transformando conjuntamente la sociedad en los próximos años.
En este libro, y tomando como horizonte temporal el año 2020, se analizaron algunas hipótesis y predicciones sobre la evolución de la tecnología digital y sus efectos en diferentes ámbitos socioeconómicos.
Ahí identificaron 32 grandes tendencias que implican 7 niveles organizativos: la propia tecnología, su impacto sobre la política y la manera de hacer política, su impacto sobre la información, los nuevos escenarios para los modelos de negocio donde operarán las empresas en el siglo XXI, las consecuencias organizativas tanto a nivel político como social o empresarial, las transformaciones en las relaciones y, por último, las transformaciones urbanas y sus consecuencias en la vida de las ciudades.
Para cada una de las 32 tendencias se presentaron las previsiones sobre su evolución en los próximos años y cuáles pueden ser sus implicaciones culturales y socioeconómicas.
Sin embargo, para este espacio, hemos seleccionados solo algunas de ellas.
Transformaciones tecnológicas
Tendencias en computación. Los dispositivos personales para el acceso a las redes de telecomunicaciones han evolucionado en los últimos años hacia la movilidad y la disminución del tamaño. Por otra parte, el desarrollo de las telecomunicaciones nos encamina hacia redes ubicuas y siempre accesibles.
Las tendencias anteriores, de aumento de la ubicuidad y accesibilidad, son útiles a los usuarios siempre que puedan acceder a sus datos e información de forma continua, algo que se está logrando gracias a lo que se ha denominado “computación en la nube” (cloud computing). En lugar de alojar nuestras aplicaciones y datos en memorias locales, éstas residen cada vez más en servicios remotos y siempre accesibles.
Esto está generando un importante debate sobre el control y usos de la información personal. Es previsible que en el futuro surjan modelos abiertos de cloud computing que permitan a los usuarios un mayor control sobre sus propios datos.
Realidad aumentada. La generalización de dispositivos móviles junto con los avances en geolocalización permiten desarrollar nuevas interfaces de acceso donde la información se personaliza en función del contexto (usuario y localización geográfica).
Mientras los usos más simples son ya una realidad (teléfonos móviles que informan sobre el espacio físico inmediato) se está experimentando en usos más sofisticados que incluirían desde los videojuegos y el consumo de ocio, a la cirugía y la telemedicina o el desarrollo de realidades inmersivas realmente complejas.
Transformaciones políticas
La creatividad política. Las tecnologías 2.0 descubren talentos creativos y estimulan la imaginación. La política será más divertida y la retroalimentación entre los medios on y offline, entre los medios formales y los informales, abre nuevas oportunidades para la comunicación política, donde cualquier iniciativa con repercusión en la Red tiene su impacto en los medios de comunicación convencionales. La viralidad como referencia moderna y contemporánea. Juegos, vídeopolítica, ciberacciones, wikis…
Transformaciones de la información
Evolución de la capacidad de almacenamiento y procesamiento de datos. La información digital no ha dejado de crecer desde el nacimiento de las tecnologías digitales. En este proceso, que no parece reducirse en los últimos años, han influido factores tecnológicos y culturales. Por una parte la capacidad de procesado no ha dejado de incrementarse y ha seguido la conocida como ley de Moore que predice que aproximadamente cada 18 meses se duplica el número de transistores en un circuito integrado. Pero además crece la base de usuarios y, al tiempo, aumenta la producción de información de cada individuo.
La revolución de la información y la comunicación. Dado que los contenidos en la era digital se hacen extraordinariamente abundantes se devalúan por lo que cabe preguntarse dónde está el nuevo valor. Todo indica que se traslada a los nuevos “curators” digitales susceptibles de convertirse en brokers de conocimiento si con su actividad concentran poder o beneficios económicos. La exuberancia de la información incrementa el valor del filtrado y la agregación y da lugar a la personalización del consumo de información.
Los nuevos comisarios digitales o brokers de conocimiento podrían acabar por convertirse en figuras clave que influyan decisivamente sobre decisiones empresariales y políticas.
Mainstream media y grassroots media. Se habla constantemente del fin del periodismo como lo conocemos actualmente, pero eso no significa su desaparición sino una nueva concepción del mismo.
Los medios de comunicación mainstream son los tradicionales: periódicos, radio y, en especial, televisión.
Los medios de comunicación grassroot son aquellos producidos desde abajo, gracias a contenidos generados por los usuarios/entusiastas (no profesionales).
Ambas tipologías de medios de comunicación no están enfrentadas, como a veces parece que se quiera ver, sino que su relación es y será diferente. Para Henry Jenkins, el poder de los medios de comunicación mainstream está en la amplificación de la información mientras el de los medios de comunicación grassroots está en su diversificación, por lo que es probable y deseable que se vaya hacia una convergencia de ambos. Sólo esta convergencia puede fomentar la participación y el desarrollo de una inteligencia colectiva.
Los grassroots media tendrán cada vez más importancia a la hora de informarse, pero en el momento de dar a conocer una noticia o una información a todo el público, seguiremos contando con los mainstream media, aunque seguramente no serán como los conocemos en la actualidad.
Transformaciones en los modelos de negocios
Redes e innovación abierta. Las redes son ya la forma organizativa básica en la economía digital y este modelo se aplica tanto a la estructura interna de las organizaciones como a las relaciones que las empresas establecen con su entorno (donde se incluyen usuarios, clientes, colaboradores, competidores…).
Uno de los objetivos fundamentales de la transformación de la empresa hacia un modelo en red es la generación de procesos de innovación abierta. Existen tres tipos de beneficios (complementarios) que se generan en este tipo de procesos:
- Reducción de costes: crowdsourcing como una forma de abaratar el coste de la innovación respecto al modelo
- Aceleración de la innovación: en una dinámica económica cada vez más rápida, donde los ciclos de creación de nuevos productos o servicios, comercialización y obsolescencia son más cortos, la innovación abierta permite acelerar el proceso y mantener a una empresa dentro del ritmo del
- Aumento de creatividad: el proceso colectivo de generación de nuevas ideas es más diverso que el que se puede desarrollar dentro de los departamentos de I+D de una organización, por lo que no sólo se reducen costes o se aceleran los procesos, la innovación abierta dará lugar a más y diferentes servicios, procesos o productos que los que se lograrían en un modelo de innovación
¿Cómo crear modelos de negocio a partir de plataformas abiertas sin ánimo de lucro ni propiedad intelectual que explotar? Las empresas de software libre han seguido este camino explotando los servicios asociados a productos abiertos.
Transformaciones en las organizaciones
Nuevos modelos de trabajo. Mientras el paro crece y la incertidumbre económica y laboral se instala por un período indeterminado, el uso de las redes sociales por parte de los profesionales para encontrar empleo, reactivar la vida laboral o localizar posibles clientes y nuevas oportunidades, también aumenta en intensidad y calidad.
Pero el verdadero cambio en la gestión del itinerario profesional y del currículum laboral se está operando en el ámbito del networking. El principal valor no es ya estrictamente la bolsa de empleo sino la “red” profesional y personal que se crea, mantiene y gestiona online.
Los especialistas en selección de personal reconocen que la red ha pasado a convertirse en una aliada a la hora de buscar y seleccionar profesionales. Y no sólo porque supone una gran base de datos donde encontrar con facilidad currículums y perfiles profesionales, sino por las posibilidades que ofrece para conocer y analizar a los futuros candidatos a través de sus perfiles, opiniones, conductas y habilidades sociales en la red.
Muchos profesionales ya saben que la mejor manera de mantener su empleo (y su empleabilidad) es ser muy activo, permanentemente, en las redes sociales como una nueva concepción de la creación de la identidad profesional.
El tiempo del currículum vitae estático, como una foto fija, se acabó.
Nuevos modelos de management: empresa, competencias y redes sociales. El mercado se ha convertido en una conversación exigente y exigente debe ser la respuesta de la empresa que debe plantearse de forma global y coherente su identidad digital (naming, reputación, posicionamiento); su estrategia online (marca social; el mercado como comunidad); sus habilidades digitales (aprendizaje continuo; multidispositivos off/on; del tener, al estar; del estar, al ser); sus contenidos digitales (el factor diferenciación, la personalización, la adaptación…); su nuevo modelo de cultura digital (la importancia de los líderes y los stakeholders en las organizaciones). Solo así, la empresa dejará de ser 1.0 y podrá competir en un mercado que va por delante hace demasiado tiempo.
Segmentación y nichos sociales. Las redes sociales y sus usuarios se están convirtiendo rápidamente en una fuente de información sobre los posibles simpatizantes y consumidores, más allá de los CRM (consumer relationship management). Los nuevos sistemas CRM deberán incorporar funcionalidades sociales y especialmente deberán segmentar, por localización, por ideología, por intereses… Sólo así se podrá lograr llegar a maximizar comunicaciones, relaciones y ventas. No todo el mundo estará de acuerdo en todo, pero si se segmenta correctamente, si la organización está preparada, se podrá conectar con mucha gente y en aquellos temas por los que realmente muestran interés.
Desmembración de webs corporativas. En el futuro más radical, el contenido irá a los consumidores, en lugar de ser ellos quienes tengan que ir a buscarlo a las webs corporativas de las empresas. Éstas deben prepararse para desmembrar su web corporativa y distribuir el contenido a través de las redes sociales, dejando que la información más importante se extienda por las diferentes comunidades virtuales.
La información debe ser fluida, y cualquier persona interesada debe poder encontrarla en cualquier sitio, dando su opinión y apoyando a la marca frente al resto de lectores. Estos consumidores proactivos influirán en la decisión de tus potenciales consumidores y pueden defender a la empresa de sus detractores, ya que su opinión genera más confianza que la información publicada por la propia empresa. Es cuando el poder pasa a las comunidades cuando se empieza a definir quién conseguirá más apoyos y aliados, y estos “aliados” serán más importantes que nunca.
Crowdsourcing. El crowdsourcing supone la creación de una plataforma desde la que se genera una participación masiva, habitualmente como voluntarios, en la que múltiples pequeñas aportaciones individuales logran desarollar un proyecto, como son, por ejemplo, la Wikipedia, o los proyectos de código abierto como Linux o Mozilla. Es con Internet que el crowdsourcing tiene sentido, y donde cualquiera puede participar en diferentes proyectos.
Las empresas confiarán cada vez más en sus consumidores y en sus aliados en las diferentes comunidades virtuales, solicitando ideas y apoyos para llevar a cabo sus campañas. Estos
e-consumidores verán reconocido su trabajo por parte de la empresa y, lo más importante, se sentirán partícipes de lo que la empresa haga, lo que puede aumentar el sentimiento de comunidad y de relación con ella.
Transformaciones en las relaciones
Geolocalización. Cada vez más, a través de los dispositivos móviles podemos buscar nueva información y dar información sobre lo que vemos o dónde nos encontramos.
No sólo será importante lo que decimos, sino también dónde estamos cuando lo decimos, o qué opinión tenemos sobre un lugar en el que hayamos estado. En la búsqueda de información y de participación, la información local realizada por las propias personas de una determinada localidad tendrá mucho más valor que la opinión o las ideas que puedan dar otras, que o no han visto nunca ese lugar o no tienen tanta autoridad para opinar.
Otra de sus grandes posibilidades es la que tendrá lugar con la información ciudadana, municipal o turística, a través de guías digitales que irán explicando la información que solicitemos cuando nos encontremos en el punto geográfico justo. Es una nueva manera de recorrer el mundo y de sentire protagonista y partícipe de él.
El tercer espacio. A la hora de relacionarnos, se rompe el binomio casa-trabajo, así como el binomio local-global. En un tercer espacio se superan ambas nociones y aparecen nuevos escenarios de trabajo y comunicacionales, no tan centrados en oficinas o casas, sino en trabajo en cualquier sitio y a cualquier hora, a través de dispositivos móviles y de lugares con acceso inalámbrico constante (bares, restaurantes, museos, espacios municipales…). Estos nuevos espacios se convierten en los escenarios del trabajo colaborativo o en red que trasciende los límites de una única organización.
Lenguas y comunicación. Es previsible que, gracias al incremento en la capacidad de computación y procesado de información, la traducción automática y en tiempo real sea una realidad en un futuro próximo. Este avance abrirá enormes posibilidades de acceso al conocimiento y de comunicación verbal y escrita superando barreras lingüísticas que hoy en día suponen un importante hándicap para aquellos hablantes de lenguas minoritarias.
Transformaciones urbanas
Informática urbana y computación ubicua. Se entiende por computación ubicua (ubicomp) la integración de la informática en el entorno de la persona, de forma que los ordenadores no se perciban como objetos diferenciados. Esta disciplina se conoce en inglés por otros términos como pervasive computing, calm technology, things that think o everyware. Desde hace unos años también se denomina inteligencia ambiental.
Sus promotores tienen como objetivo insertar dispositivos inteligentes tanto en el entorno como en aparatos de uso diario para que las personas puedan interactuar con ellos de una manera natural y desinhibida en todo tipo de situaciones y circunstancias.
Participación ciudadana local. Internet y especialmente las herramientas de la web 2.0 facilitan el desarrollo de acciones urbanas de todo tipo, desde denuncias a la generación colaborativa de información y conocimiento sobre la ciudad a la mejora de los espacios públicos. El activismo ciudadano combina la acción en las calles con el uso de Internet como plataforma de organización y difusión con lo que logra relevancia y genera un debate público sobre problemas que habitualmente los gobiernos locales no saben o no desean publicitar o debatir con sus ciudadanos.
La ciudadanía se relaciona, crea herramientas participativas para organizarse y reclamar lo que quieren para su barrio o para su ciudad, y durante la próxima década, será la hora de que los ayuntamientos empiecen o bien a escuchar a sus habitantes, o bien a crear sus propias plataformas participativas para recoger toda esa conversación que servirá para gestionar mejor y de manera más próxima la ciudad.
Urbanismo emergente. La ciudad contemporánea no puede entenderse ya sin la tecnología y las prácticas y cultura digital que genera. Y los modelos de gestión urbana no pueden permanecer al margen de estos cambios sociales.
La incorporación a las redes sociales conectadas digitalmente de objetos inteligentes y autónomos, como nodos con “personalidad propia”, pasa por la existencia de una nueva generación de redes wifi ubicuas, que creará una nueva forma de organización urbana: las ciudades inteligentes.
Las ciudades inteligentes necesitan una combinación de “hardware” tecnológico y “software” humano, de infraestructura y de cultura. Pero se necesitan infraestructuras adaptadas a los usos que interesan a los ciudadanos para poder desarrollar redes sociales innovadoras y creativas. Así, las redes sociales urbanas necesitan redes de telecomunicaciones ubicuas, inalámbricas y de acceso gratuito o barato.
Esas redes también permitirán hablar de una ciudad de edificios inteligentes. Las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) tienen el potencial de reducir costes en sectores estratégicos de la economía como el eléctrico, el industrial y el transporte, que será el principal valor en la construcción de edificios a corto/medio plazo.
Las ciudades como nuevos actores políticos y económicos. Las naciones y los estados juegan un papel cada vez menos relevante en el escenario global. En cambio, surgen cada vez más ciudades como organizaciones clave en la nueva economía y la nueva política.
El futuro no está predeterminado pero parece que, para muchos, las ciudades podrían ser los nuevos actores y la principal esperanza de solución a los desafíos globales. Las modernas instituciones supranacionales, desde la Unión Europea a Naciones Unidas, son víctimas de su enorme maquinaria burocrática y sus procesos de toma de decisiones, basados en la necesidad de consenso y de difíciles equilibrios nacionales casi siempre poco justificables ante la ciudadanía. Por su parte, los estados nación sufren una paulatina obsolescencia, al estar cada vez más limitados en su capacidad para tomar decisiones efectivas en la vida de los ciudadanos. Los estados legislan sobre un espacio nacional cada vez más ficticio frente a una nueva realidad basada en flujos (humanos, financieros, o de conocimiento) que desbordan continuamente estos límites nacionales…
En este escenario, las ciudades, que casi no legislan, gestionan y se perciben por muchos ciudadanos como las únicas instituciones públicas que realmente afectan a sus vidas, en lo positivo y en lo negativo. Las viejas ciudades representan un nuevo mundo urbano y abierto, en que los estados se han sustituido en buena medida por los mercados y el poder duro, fuerte pero restringido, por el poder blando, difuso pero extenso.
Pero al tiempo, las ciudades, como entidades locales, se enfrentan a un mundo global, donde se están convirtiendo en actores emergentes. Muchas grandes ciudades empiezan a colaborar y enfrentarse a problemas globales practicando una forma de gobierno blando basado en un nuevo federalismo global, que propone la hipótesis de que la solución a los problemas globales y complejos a los que nos enfrentamos puede venir de las grandes ciudades y regiones capaces de actuar coordinadamente, formando federaciones, y no de los estados y organizaciones supranacionales.
Microclusters. En una ciudad conectada, aumenta exponencialmente la importancia de la creación de una tupida red, no sólo de relaciones locales, sino también de una potente red de comunicaciones. Un buen ejemplo lo tenemos en el microcluster de empresas de tecnología en Silicon Valley y en la bahía de San Francisco. Las empresas dedicadas a la web 2.0, por ejemplo, se concentran en algunos barrios de esta ciudad. Se demuestra cómo una industria claramente global y liberada de las restricciones que provoca trabajar con productos físicos sigue concentrando buena parte de su actividad empresarial ya no en una ciudad sino en algunos barrios.
Las innovaciones urbanas deben tener en cuenta esta realidad, generando relaciones entre empresas, administraciones y ciudadanos, para crear más interacción, más ideas y más talento colectivo.
La empresa y los emprendedores se enfrentan hoy a cambios radicales y a un ritmo sin precedentes. Nuevas formas de organización, comunicación, de relación y gestión del talento rompen las barreras del tiempo y del espacio y establecen nuevos modelos de relación y de negocio. Comprender e intuir lo que viene permitirá a las organizaciones y a sus dirigentes anticiparse, prepararse, y adoptar nuevos enfoques en torno a la innovación, la creación, la producción, la comercialización o la financiación, por ejemplo. Pero no se trata solo de conocimiento y comprensión de este nuevo escenario, sino de un cambio de actitud y, sobre todo, de un cambio de mirada y de una nueva manera de pensar que permita formular las preguntas y los enfoques adecuados.
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